Valentine's day

Resumen de mi maravilloso día de San Valentín:

  1. 8:30 AM: Se me acaba el agua caliente en plena ducha.
  2. 9:05 AM: Visita al médico para análisis de sangre. Después de perder casi 300cl de sangre, me desmayo en mitad del hospital.
  3. 11:00 AM: Tutoría con la profesora de Proyecto Gráfico. Rechaza las cuatro propuestas que le llevo.
  4. 13:17 PM: Se rompe la silla de mi escritorio. Estando yo sentado en ella.
  5. 16:30 PM: Un empleado municipal de limpieza se gira distraído y me da una ducha extra con la maguera. Adiós a mi peinado. Para colmo, toda la calle se ríe.
  6. 17:00 PM: Mientras espero a mi amiga Laura, se me cagan dos palomas en la cabeza, con un intervalo de tres minutos entre mierda y mierda. Estoy mojado y con la cabeza llena de caca de pájaro.
  7. 19:23 PM: Los cascos de mi Ipod dejan de funcionar de pronto. Me paso media hora de camino a casa sin música. Y encima creo que me resfrío por la ropa mojada.
  8. 19:58 PM: Estoy en casa, aburrido, solo, triste y constipado. Me dispongo a ver una selección de pelis para mitigar mi soledad: Moulin Rouge, Desayuno con diamantes y La vida es bella.
  9. 22:50 PM: No consigo terminar ni una sola película sin acabar con depresión de caballo. Me duele la cabeza, el brazo y el corazón. Y no paro de moquear. Creo que me voy a la cama antes de que llegue una urraca y me robe la almohada.
Espero que vuestro día de San Valentín haya ido mejor que el mío.

Las pequeñas cosas

Entre otras lecciones, en estos últimos días he aprendido que las pequeñas cosas -materiales o no- van mucho más allá del tópico que las acredita como hacedoras de la felicidad suprema, porque realmente son las que pueden arrancarte una sonrisa en el alma. Pese a las muchas desgracias que nos puedan suceder, esos detalles sin aparente relevancia son capaces de hacer que por un momento las olvidemos (las desgracias, digo) y sintamos un chispazo de luz entre tanta oscuridad.

La sonrisa de un familiar por la mañana, un abrazo con un amigo, un mensaje agradable, una película con final feliz, un helado de limón, una manta suave y calentita, una taza (robada del Starbucks) de café con leche, un piropo durante una conversación en el MSN o la reposición de una serie que te gusta... son detalles nimios, pequeñas cosas carentes de importancia en los problemas reales, pero que al y fin al cabo son las que conforman nuestro día a día, las que realmente pueden hacerte sentir algo parecido a la felicidad.

Meme #2

Encontré este meme a través de meneame.net en el cual creamos nuestro grupo de música imaginario de la siguiente forma:

Nomino a J4m3s, Lance, Víctor Esparza y Pececillo con volantes para que ellos también creen su grupo de música, y si no lo hacen, que se les seque la yerbabuena.

Personalmente, me encanta mi CD, especialmente el título, "The difference between a violin and a viola is that a viola burns longer", propio de unos hipotéticos Astrud angloparlantes. Huelga decir que la portada con los pastelitos es, simplemente, adorable.

Cara a cara

Anoche vi a Jorge en Ficción. Apareció de la nada, enfilado hacia mí, en el momento en que menos lo esperaba. Nos saludamos con un par de besos y hablamos de cosas triviales. Estaba guapísimo.

A partir de ahí, todo fue mal.

Eran las 5:00 AM cuando lo vi. Nos despedimos, para volver cada uno con su grupo, pero yo ya no estaba allí, me encontraba asuente, delirando, aunque por fuera nada hiciese notar mi caos interno, por dentro me desmoronaba como una montaña de naipes. Me temblaban las piernas.

Traté de fingir y bailar durante un rato para distraerme, pero no pude, así que tomé la decisión de irme a casa. Eran las 5:17 AM. Le busqué para despedirme. Entre la música atronadora, acerqué mi boca a su oído.

-Me voy ya, Jorge -le dije. Mi mano se había posado sobre su estómago.

-¿Ya te vas? -inquirió, sonriendo con cara de inocencia.

Hicimos unas cuantas bromas y me separé de él. Le di dos besos de despedida. Uno en la mejilla. El otro muy cerca del labio. Entre los dos corría una fuerza inmensa, la pasión contenida vibraba a nuestro alrededor: en aquel momento, no deseaba nada más que besarle y llorar.

Pero tras la educada conversación, di media vuelta y me fui para casa, más triste que nunca, sintiendo cómo mi instinto gritaba y se desesperaba, encadenado, por poder correr a abrazarle y decirle cuánto lo echo de menos...

The state I am in

Hoy he vuelto a hablar con Jorge por messenger. Esta vez he sido yo el que le ha dado conversación, pero me temo que será la última. No me gusta un pelo la actitud que está tomando conmigo. Por una parte, parece que no quiere saber nada más de mí, y por otra se esfuerza en demostrarme todo lo contrario. Es como si me tuviese lástima, como si me compadeciera, y creo que tendría que tener bastante claro que no necesito sus favores altruistas y sus migajas de compasión. Esa actitud suya me parece un atentado contra mi dignidad.

Me gustaría que se relajara y que pudiésemos ser amigos, sin más. Que no hubiera tensión ni dificultades, que no estuviésemos pendientes de posibles dobles sentidos en cada palabra. Supongo que es necesario que pase el tiempo y que terminemos de olvidar cualquier sentimiento y enterremos los últimos rescoldos de pasión que nos quedan. Pero quizás para entonces ya se haya ido a trabajar fuera de la ciudad y este lazo que nos une se quede cojo, huérfano de definición. Por mi parte, haré lo posible por encauzar nuestra relación hasta las lindes de la amistad, pero dudo que lo consiga.

School Attacks

Últimamente se habla mucho del bullying o acoso escolar en los medios de comunicación. En parte es algo positivo porque así le dan visibilidad a un tema que estaba bastante escondido, pero por otro lado sospecho que terminará siendo un espectáculo más con el que aumentar el share de las televisiones, tal y como pasó anteriormente el asunto de la violencia doméstica.

La mayoría de las personas están de acuerdo con que este es un problema serio en las aulas de nuestros institutos. Sin embargo, hay gente que le resta importancia con frases del tipo “en mi época no existía eso, al gordo de la clase lo llamábamos gordo y punto” o peor aún; “son cosas de críos”. Es imperdonable que se justifique un acto tan injusto alegando que lo ha cometido un niño. La sociedad está terriblemente engañada con respecto a ellos: los niños no son tiernas e inocentes criaturas que pestañean y cambian cromos, sino todo lo contrario. Son criaturas crueles y dictatoriales que crean clases sociales entre ellos y repudian a los que, bajo su punto de vista, no encajan con ellos.

También me fastidia que digan que el acoso es algo inexistente, que no son más que bromas de niños. En la infancia y la adolescencia se sufre mucho y cualquier adulto que lo haya olvidado es idiota. Yo, como muchos otros homosexuales, fui víctima del bullying. Pasé toda la adolescencia solo, soportando años de insultos, vejaciones y burlas constantes. Me limitaba a actuar como un autómata que cumple con sus funciones sin oponer resistencia: levantarme, ir al colegio, comer, mear, dormir. Punto. Un adolescente apático e indiferente para el cual el futuro era un viaje incierto, las ambiciones un estorbo y la muerte una tentación.

Si el tema hubiera estado más normalizado por entonces, quizás habría denunciado y mi vida hubiese sido diferente. Por eso no hay que tomárselo a la ligera, porque los niños de hoy serán los hombres de mañana, y el acoso puede que sirva para crear espíritus atormentados que terminen siendo escritores o artistas, pero esto no es razón suficiente para tolerarlo. Así que vigilen a sus primos, sus hermanos pequeños, sus sobrinos y sus hijos. Podrían estar pasándolo mal sin ustedes saberlo. O peor aún, haciéndolo pasar mal a otros.

Blogaysfera

Siguiendo con los consejos que la “Miniguía para salir bien librado del primer mes como blogger”, esta mañana me dispuse a buscar blogs de temática similar al mío y dejarles un comentario, con el fin de ir conociendo a otros bloggers y hacerme un huequito en la red. Me encanta leer y disfruto muchísimo cuando encuentro un texto interesante –sea de la temática que sea– en la red, por eso imaginé que este punto de la guía sería bastante entretenido de completar. Pero me equivocaba.

Desde que concebí el blog, supe que lo hice para convertirlo en una bitácora de temática personal, y que estaría orientado a un público mayoritariamente gay o gayfriendly (cualquier visitante es bien recibido, por supuesto, pero ese sería, por decirlo de algún modo, mi público target.) Partiendo de esas premisas, abrí una pestaña en mi Firefox y tecleé en el cuadro de búsqueda de Google las palabras blog personal gay. No soy muy diestro en artes informáticas y es posible que dichos parámetros no fuesen los adecuados, pero el resultado del sondeo fue desalentador. No había casi nada relacionado con lo que buscaba.

Después de descartar al buscador por excelencia, me aventuré en portales gays como Chueca.com, que a veces ofrecen servicios de hosting para bloggers. Le siguieron los directorios. Empecé con Bitácoras.com, pero la mayoría de los blogs que me mostraba estaban cerrados y abandonados. Acabé en Blogueros Gay, que fue la única página capaz de ofrecerme algunos enlaces interesantes, repasé unos cuantos blogs atractivos, dejé mis impresiones y me olvidé del asunto.

¿Conclusión? Abrirme a todo tipo de blogs. Quizás mi error fue obviar que en el mundo gay es difícil escapar de las garras del sexo explícito, y que su vertiente blogueril no iba a ser una excepción. No hablo desde la crítica, pero no creo que para mantener un weblog sea necesario poner una foto de un cubano en pelotas o el sextape de Colin Farrell en cada post. Twentytantos está en contra de la pornografía gratuita en bitácoras de temática personal. Que tengan un buen día.

Meme: ¿Y en tu pueblo cómo se dice?

A través de Blog en Serio me animo a participar por primera vez en un meme, que consiste en aportar una frase o dicho exclusivo de tu localidad. Es dificil decidirse por una, porque en Andalucía abundan las expresiones propias, pero allá voy:

  1. Mr. Rockmantico -> Vete a chorrarla (significa déjame, vete por ahí) (Málaga, España)

  2. Solo un Blog -> Andate a la concha de tu hermana (Buenos Aires)

  3. Consejo de sabios´ blog -> ¿Tu estas tonto o chupas leña? (Evidente) (Andújar, España)

  4. Phylosoft -> Barcelona es bona si la bosa sona (significa, en catalán, que Barcelona solo es buena si llevas dinero en el bolsillo) (Barcelona, España)

  5. Tijeran -> Folixa asgaya, dolor na vidaya!!! (Mucha fiesta, dolor de cabeza) (Asturias)

  6. Epi -> Vamos a jamar (quiere decir que vayamos a comer) (Logroño, España).

  7. Kainita -> Estate aliquindoi (estar pendiente o atento a algo) (Málaga, España)

  8. PensativoX -> Emesté hacer esto (estaría bien que hicieramos esto) (Sevilla, España)

  9. Blog en Serio -> ¡Te la bañas! (exagerar en hacer algo, realizar algo inusual) (Monterrey, México)

  10. Twentytantos -> ¿Te quié í yaaa? (literalmente sería "¿te quieres ir ya?" y se usa cuando estás en desacuerdo con lo que ha dicho alguien) (Andalucía Oriental, España)
Hala. No nomino a ningún blog porque aún no conozco a nadie en la blogosfera. Quien quiera participar puede hacerlo dejando un comentario en este post de La Casa del Rock.

A todo aquello que ya no volverá

Esta noche Jorge y yo hablamos por messenger, y fue él quien inició la conversación. Es curioso, esta mañana me desperté con la sensación de que hoy -justo una semana después de que lo dejáramos- sabría algo de él, y no me he equivocado. En líneas generales ha sido una conversación bastante frívola y despreocupada. Se notaba que los dos estábamos tensos tras un tiempo sin hablar, incluso creo que llegó a molestarse porque le dije que sonábamos a desconocidos. Que se joda. No me gustan las tonterías, ni las fingidas frases de complacencia para contentar a los demás. No soy brusco, pero me gusta decir las cosas claras. Aunque lo que realmente me resultó un poco desagradable fue la sensanción de que, tras decirle lo de los desconocidos, dijo algo que sonó a "hago el esfuerzo de hablar contigo y encima te pones tonto." No lo dijo así ni lo insinuó siquiera, faltaría más, pero un par de palabras y otros tantos silencios suyos me hicieron pensar. ¿Paranoias mías? Es muy probable.

Después de la conversación he vuelto a sentirme triste pensando en todas las cosas que ya no podremos hacer juntos. Y no, no hablo del sexo, que era maravilloso, sino a algo más intangible. Me refiero a las noches en su cama, a las partidas de Super Mario World en la vieja Snes, a las copas de vino en los bares del Centro, a las caricias y los besos en la nariz, a su olor, al sonido masculino y vibrante de su voz, a sus bromas malsonantes y a volver a casa abrigado con un jersey suyo... A todo aquello que ya no volverá.

Para finalizar, hago un pequeño copy&paste (lo sé, es de pésimo gusto) de un post que realmente me ha emocionado:

"Lo mejor será siempre cortar por lo sano. Sin tragedias; sin arrebatos; sin sentir que se nos arranca el corazón de cuajo, sentarse a conversar y hacer ver que también es un acto de amor el dejarse y vivir cada uno su propia historia. A veces la sola presencia de la pareja en la vida del otro desencadena una serie de reacciones negativas que se desactivarán con tan sólo apartarse y dejar vivir… decir adiós y volver a nacer a una vida de paz."

Pueden ver el texto completo en Utilísimos.

Curious George

Conocí a Jorge en una discoteca llamada Ficción. No era un garito gay, me horroriza el ambiente y hace años que no lo frecuento, por lo que mis posibilidades de ligar un fin de semana son, cuando menos, ridículas. Por eso me llamó la atención ver a un chico muy alto, moreno y con el pelo rizado dirigiéndose hacia mí a través de la gente.

–Tú eres Sam, ¿verdad? Te he reconocido del fotolog.

A primera vista no me llamó la atención. Como ligar era lo último que tenía en la cabeza no pensé que ese acercamiento tenía tales fines y le seguí la conversación. Estuvimos hablando un rato y fue entonces cuando me di cuenta de que estaba insinuándose. Soy extremadamente inseguro y me cuesta mucho esfuerzo mantener el tipo en esa clase de situaciones. No sabía si devolverle el coqueteo o no. Al final hice acopio de valor y, con gran soltura, le dije:

–Tengo chocolate con lacasitos, ¿quieres?

Un segundo después estábamos besándonos. Mi técnica de los lacasitos surtió efecto (es increíble el efecto afrodisíaco que puede tener en un hombre el actuar con infantilismo). Como parezco bastante más pequeño de lo que soy –tengo casi veintitrés y paso por un diecisieteañero– he tenido que adaptarme y depurar esa técnica hasta el límite: un poco de fingida timidez, una sonrisa traviesa, un encogimiento de hombros y, si estoy inspirado, algo de rubor et voilà! El chico target cae rendido. He aquí un ejemplo práctico de la teoría de la evolución.

Pero volvamos a esta historia. A partir de ese encuentro en Ficción, Jorge y yo empezamos a vernos a menudo. Íbamos al cine, a tomar café por las tardes, me recogía a la salida de las clases, paseábamos por el Centro… en definitiva, hacíamos todas esas cosas que las parejas suelen hacer. Jorge era educado y atento y suplía con mimos y otros detalles sus acostumbrados silencios. Yo hablaba y él escuchaba. Creo que funcionábamos bastante bien. Incluso me hizo olvidar en parte a Daniel, mi anterior relación (de la que hablaré en otra ocasión) y plantearme la posibilidad de compartir un futuro juntos.

Pero Jorge no tenía los mismos planes que yo. Sabíamos desde el principio que en pocos meses, cuando terminara sus oposiciones, le destinarían a trabajar fuera: lo mismo le tocaba en una ciudad vecina que en una a la distancia de Alderaan. Eso le agobió, sumado a que yo parecía más entregado que él y esto le suponía un sentimiento de responsabilidad y culpabilidad. Jorge es una persona extremadamente racional, se toma todo muy en serio y no sabe dejarse llevar, le dio demasiadas vueltas a lo nuestro y trató de diseccionarnos como a una rana para analizarnos. Poco a poco, la relación se fue enfriando hasta que decidimos dejarlo, hace ya una semana.

No hubo peleas memorables, ni lágrimas, ni demasiado teatro. Sólo tristeza.

Mi cárcel portátil

Cuando Jorge y yo lo dejamos hace una semana –fingiendo ambos que lo hacíamos de mutuo acuerdo–, decidimos (o mejor dicho, decidió) que lo mejor para los dos era dejar de vernos durante un tiempo. Así podríamos ir adaptándonos a no depender el uno del otro, como hacíamos cuando salíamos juntos, y la separación sería menos traumática. Entonces, añadió, al cabo de una semana más o menos, podríamos volver a llamarnos y a empezar una nueva etapa como amigos. Desde ese momento no ha pasado un solo día (y ya van siete) sin que pueda dejar de mirar el teléfono móvil a cada instante.

Al margen de si es un error o no seguir siendo amigos tras la rupura (eso es tema para otro post), yo sigo teniendo la necesidad de saber qué hace él, con quién está, a qué dedica su tiempo libre. Lo peor es que estoy atrapado en una contradicción enfermiza, porque incluso he llegado a evitar tomar ciertas calles por las que sospecho que pueda estar. Es decir: necesito verle y controlarle, pero al mismo tiempo preferiría que viviese a tres mil kilómetros de mí para poder respirar tranquilo.

Pero lo más grave –y con diferencia– es el asunto telefónico. Cuando estábamos juntos, Jorge y yo teníamos la costumbre de hacernos llamadas perdidas, escribirnos sms y llamarnos cada día. Era gratificante ver su nombre parpadeando en la pantalla del móvil en los momentos más inesperado del día o la noche: me hacía saltar de la silla y me llenaba de una sensación de felicidad que duraba horas. Ahora mi teléfono ha enmudecido y permanece oscuro y amenazante. Una parte de mí se desespera por volver a tener noticias suyas y se sobresalta cada vez que suena pensando que pueda ser él. La otra mitad me insta a apagarlo y olvidarme, porque en el fondo sabe que ninguna de las llamadas que voy a recibir será suya.

Amor, ángel terrible, que diría Cernuda...

El origen y el culpable

Blog en Serio nos regalaba ayer una miniguía sobre cómo abrir un blog y que éste sobreviva al primer mes de vida, que por lo visto suele ser letal y no deja bitácora con cabeza. Me pareció un artículo interesantísimo porque propone retos sencillos para seguir durante un mes, y, como blogger frustrado que soy, eso se agradece. Cuántos dominios inservibles se me han quedado atrás vencidos por la desidia y el aburrimiento... Además, siendo sinceros, Víctor Esparza tiene una cara que convence (y un gran parecido con Roberto Sanmartín, lo cual le suma puntos).

Volviendo a los blogs, creo que mi fallo era tratar de escribir el diario ñoño de un adolescente estando a un paso de cumplir los veintitrés. Craso error. ¿Cómo voy a conseguir rellenar posts y posts hablando sobre el amor, lo injusta que es la vida y lo incomprendido que me siento? Por una parte, esas tres ideas son las máximas principales de mi vida, pero por otra creo que sería conveniente ir dejando a un lado las páginas rosas y el cuaderno con tapas de fieltro y prepararse para recibir a la madurez -maldita entrometida-, ya que al fin y al cabo tendré que convivir con ella durante el resto de mis días.

Trataré de ser lo más honesto posible (objetivo no, eso no es fácil ni divertido) en el desarrollo de mis posts: por tanto me veré obligado a usar pseudónimos tanto para mí como para las distintas personas que aparezcan en los mismos. Será una forma cobarde de decir lo que pienso, pero he vivido lo suficiente como para comprender que la sinceridad no es siempre una buena amiga. Nos leemos pronto.